domingo, 19 de junio de 2011

Para ya.


Hoy, me he dado cuenta que las despedidas son directamente proporcionales a la edad y me he asustado. Hace cuatro años me asustaba el simple hecho de irme a cien kilómetros de distancia, ahora hablar una vez a la semana con las personas más especiales es hasta suficiente.  Ahora despedirse de alguien  por lo menos una vez al año es casi inevitable. 
Quedarse estático no es lo más recomendable, de hecho siempre lo he huido. Sin embargo hoy, siento miedo de seguir hacia delante, porque tengo miedo de más despedidas, tengo miedo de la distancia y tengo miedo de que todo aquello que una vez fue el pilar más importante dentro de unos años sólo sea una ficha más de toda una vida.
Supongo que esta es una de las consecuencias de eso que llaman tiempo, tiempo lineal, ya podría ser cíclico pienso  muchas veces.
Mañana estaremos lejos, lo sé.